
Si seguimos una dieta sana y equilibrada, bebiendo no sólo cuando tengamos sed, incorporando fruta y verdura a diario, reponiendo líquidos tras realizar ejercicio y reduciendo el consumo de alcohol nuestro cuerpo se beneficiará de las consecuencias positivas de una buena hidratación.
- Mejor regulación de la temperatura corporal
- Piel hidratada y elástica
- Labios hidratados, con menor propensión a fisuras y herpes labial
- Menor retención de líquidos
- Reducción del riesgo de insuficiencia venosa (piernas cansadas, hinchadas, etc.)
- Lubricación de articulaciones y mejora de la resistencia de ligamentos
- Reducción de infecciones urinarias y respiratorias
CONSEJO PARA DISTRIBUIR LA INGESTA DE AGUA A LO LARGO DEL DÍA:
Recomendación diaria: 2,5 litros para hombres y 2 litros para mujeres
- Uno o dos vasos al levantarse
- Tres vasos durante la mañana
- Dos vasos en la comida
- Uno vasos durante la tarde
- Uno antes de dormir
